Hablar del simbionte más popular de Marvel nos lleva inevitablemente a una palabra muy especial, simbiosis, no sólo porque es la raíz del nombre de la especie de Venom, sino porque representa su estilo de vida, basado (como es de imaginarse), en la realidad. Las simbiosis son relaciones profundas entre organismos de especies diferentes que se benefician una a la otra, generalmente con protección y/o alimento.
De la realidad a la ficción
Venom puede ofrecerle a Eddie Brock habilidades sobre humanas como super fuerza o regeneración acelerada, así como una resistencia aumentada al daño; en la naturaleza no existen simbiosis que tengan efectos así de grandes, pero sí unas que ofrecen protección a cambio de limpieza, como es el caso de los peces payaso y las anémonas. Un pez payaso puede “habitar el interior” de una anémona y librarse de una cantidad importante de depredadores, si logra convencer a la anémona de aceptarlo, y a cambio, el pez se deshace de parásitos y suciedad. Aunque relaciones de este estilo se dan entre muchos otros animales más.
Ahora, mi ejemplo favorito de simbiosis, frecuentemente mal explicado en las redes sociales: Los hongos y el bosque. En los rincones de la red es común encontrar posts sobre “El internet de los árboles”, que, en resumidas cuentas, hablan sobre el micelio y cómo es una red de comunicación entre árboles. Lo anterior es verdad, pero va más allá de una misteriosa red que se da entre árboles; el micelio, el “cuerpo real” de los hongos, es una extensión enorme de hifas (una especie de raíces exclusivas de los hongos) que se conectan con muchos tipos de plantas no sólo en los bosques.
Una increíble conexión
De la misma manera en la que todos los simbiontes del multiverso están conectados y se transfieren información, el micelio sirve como un puente, no sólo de comunicación entre plantas y hongos, sino como de banda transportadora de agua y nutrientes necesarios para el desarrollo de todas las partes conectadas. Esta increíble red es llamada micorriza y fue clave para la evolución de las plantas.
Hay tantos ejemplos de simbiosis como simbiontes en el multiverso Marvel, la naturaleza tiene sus Eddies para sus respectivos Venoms. Nosotros los humanos somos un Venom para microorganismos que habitan dentro de nosotros y nos ayudan a hacer cosas tan elementales como la digestión. Pero alterar este equilibrio puede conducirnos a enfermarnos, igual que no ser el huésped ideal puede afectar cómo se llevan un simbionte y su huésped. La clave como siempre está en el equilibrio y la cooperación, recuerden que todos podemos ser Venom.
Por: Zimri Zabai Baylón Salazar